SONETO

Escrito mientras Luis Cajal pintaba


Duelo de sol y viento, la mañana
detrás de los cristales sorprendida
tiene perfil de novia ya vencida
por siete duros besos de semana.


Cortan silencios con la silba vana
las turbas galloferas, y la Vida
se repite distinta con desgana
en pareja de Amor adormecida.


Domingo igual, por siempre eternizado
por el Arte que todo lo ennoblece
cuando sus galas por el Mundo expande.

En una habitación, lugar callado,
bajo un pincel ya se perfila y crece
la majestad de San Francisco el Grande.

Madrid, 26 de mayo de 1951
Rubio Romero