Querido amigo Luis: ya no te escribo
sobre corbatas verdes agresivas,
sobre mágicos árboles estáticos,
ni sobre grises madrugadas lívidas,
ya no busco los ecos juveniles
ni a tiernas bestezuelas hago lírica,
ni me demoro en el fracaso antiguo,
ni sueño en grande cúpula francisca.


Y si miro hacia atrás y hacia adelante
es con la mísmida mirada mía,
equivocada o cierta, la mirada
que tengo, intransferible, en esta vida.


Es con esta mirada, recorriendo
el tiempo y el espacio, cuando vibra
un recuerdo presente de proyectos
y una amargura doble de colilla,
cuando se deja ir a la mirada,
libre por fin de apoyaduras clínicas,
hacia una meta no determinada
pero al fondo del Alma presentida,
cuando se avanza de la mano de alguien
a quien se avanza de la mano y miras
(sólo una vez) hacia el remordimiento,
y dices “no estoy solo”, ¡qué alegría
y qué tristeza, Luis, la de este grito
de reto a la lejana amanecida!

(Por lo que ha de venir, un Himno nuevo;
y por lo ya pasado, una Elegía).

Madrid, 28-31 de octubre de 1970
Javier Rubio

Quizá serán las doce
quizá serán las nubes
quizá
serán los tiempos de vivir
o más cerca
o más en el futuro
del tiempo que es
(el mismo)
aunque a distinta hora
quizá (las doce)
de ayer o de mañana
y revivir
(pesan)
de nuevo, y son los de
quizá, o serán
las doce
(tres y media)
del tiempo
y de seguir
el tiempo el pulso
en cada tiempo muerto
de cada uno, (doce)
y de todos (quizá)
serán las doce
de ayer, hoy o mañana,
tarde (quizá) serán
alguna vez las doce del estornudo.

25-26 de noviembre de 1967
M. Rubios

Los hijos calculados
en una ordenadora
en cerebro electrónico
en Ofino
papel milimetrado
en planing
ecuación
y logaritmo
en fechas
y horas
en control
del pulso y del espasmo
en quinquenios
calculado en ascensos
horas extraordinarias
en hijos potenciales
en números
en presupuesto familiar
en permiso
de verano
hijos de sábado
hijos, los hijos calculados
en esquema
los hijos de la ficha perforada
del resultado
del problema.
Del odio.

25-26 de noviembre de 1967
M. Rubios